La pelea contra la piratería de algunos países como Gran Bretaña, China o Estados Unidos, por ejemplo, se está haciendo cada vez más encarnizada y ahora me enteré que el Congreso del país de Barack Obama proveerá US$30 millones para pelear contra las descargas ilegales.
Este dinero será utilizado para mayormente para subvencionar entidades, contratar nuevos agentes del FBI y realizar procesos judiciales.
Todos sabemos que la descarga de material con derechos de autor es algo prácticamente imposible de frenar y desde FreakBits hacen una comparación de lo que se podría hacer con este dinero que realmente pone los pelos de punta. Con US$30 millones se podría dar educación a 1.500 chicos, se podría dar casa por un año a 6.000 personas sin techo, se podrían comprar 5.4 millones de Cajas Felices de McDonalds o, si se invirtiera en la economía del país, estimular la creación de unos 10 mil puestos de trabajo.
Considerando que la “piratería” es imposible de frenar, utilizar este dinero en las cosas que se listaron anteriormente es probablemente una idea mucho más interesante.
Lo peor de todo es que no paran de aparecer informes que demuestran que la industria, al menos la cinematográfica, supuestamente muy afectada por los piratas, está ganando una fortuna.
En este punto sí estamos medianamente de acuerdo. Condenamos el uso de la piratería. Sin embargo, las razones esgrimidas son bien distintas. Ellos defienden los intereses de unos cuantas empresas y nosotros pugnamos por los derechos del usuario, por el derecho a la información, al software, a la creación artística, etc. Si condenamos el uso de la piratería no es por criminalizar a los usuarios, sino porque estos, sin saberlo o sin quererlo, fortalecen con ese uso a las empresas que se dicen víctimas de tal acto. La jugosa inversión a la que se refiere la nota da cuenta de ello. Claro está, el dinero a invertir proviene de los contribuyentes (en este caso, los estadounidenses) y se orienta al beneficio de los ricos, ¿dónde hemos visto algo así?